Una fragancia adictiva que evoca el crujido de la hojarasca de las húmedas quebradas de nuestros bosques mediterráneos. Aromas verdes y profundos de las hojas caídas de peumos, boldos y canelos, que se entremezclan con el característico olor a tierra mojada. Al tomar esta hojarasca con las manos y respirar hondo, finalmente emergen las notas cálidas de la madera en proceso de transformarse nuevamente en tierra.
Inspiración geográfica: bosque mediterráneo de Chile central
Alma nativa: hojas de boldo (Peumus boldus), peumo (Cryptocarya alba) y canelo (Drimys winteri)
Envase de Raulí hecho a mano uno a uno
Contenido 10 gr * Al ser un producto cosmético no se aceptan cambios ni devoluciones